Gatillero (2025) de Cris Tapia Marchiori
¿La Isla Maciel es la locación ideal para una película de acción? Quizás. Si a esto le sumamos que la historia relata la noche de un gatillero que tiene que escaparse un barrio controlado por narcos con los que tuvo una pelea, parece ser una idea perfecta. Y está muy cerca de serlo.
Filmada en un plano secuencia que le aporta adrenalina, vértigo y, sobre todo aunque parezca paradójico, verosimilitud, Gatillero (2025) es una buena muestra de que lo técnico tiene que estar apoyado con otros elementos. La destreza que requiere este recurso está respaldada en grandes actuaciones (Sergio Podeley como el protagonista, e incluso apariciones breves como la de Julieta Díaz) y un muy inteligente guion.
Sin caer en miserabilismos y con una representación que no cae en el sensacionalismo de la marginalidad ni de paternalismos absurdos, Gatillero busca presentar un mundo que existe y lo deja ser. La lucha entre actores sociales del barrio, los muertos que se acumulan y no espantan a nadie, el rol de la policial, la política y la prensa, son aspectos que quedan imbricados. Una historia del Conurbano, pero que podría tener pretensiones universales. La huida de un gatillero de su pasado al único futuro que tiene. Un destino que se asemeja al de un cine nacional que alcanza grandes puntos como este, a la vez que se desfinancia cada vez más.